viernes, 22 de agosto de 2008

LA MADEJA DE LA DIVERSIDAD CULTURAL EN LATINOAMÉRICA

En las selvas vírgenes de nuestra Latinoamérica se fue tejiendo la madeja de las culturas milenarias aborígenes y autóctonas, la araña gigantesca de la cultura puso sus huevos sobre la tela que iba elaborando con los materiales que segregaba su sistema propio e iba calentando la civilización que surgiría de sus propias entrañas y habitaría el tejido destinado al surgimiento de una civilización innata, con sabor a tierra, aire fresco de la cordillera y en la sangre la mezcla de la sal de los océanos y el dulce de sus ríos, que hacen de su veneno un dulce brebaje que se convierte en único e irrepetible.

Los pequeños depredadores que han salido del cascaron fecundado de esta madeja inician su proceso de formación que incluye todos sus aspectos iniciando por la formación de sus dos regiones, cefalotórax y abdomen, para irse desarrollando y poder ser grandes como ella, después del periodo de formación al cual rigurosamente se someten aprenden las artes que su madre fue teniendo a bien del mismo ambiente que la rodeaba y de ella toman las bases que les construirían sus cimientos de los cuales germinarían arañas fértiles y fuertes.

Han tejido cada uno sus nidos aparte, aprovechando los frondosos arbustos para levantar sobre lo alto del espesor, vislumbrando los albores venideros de una raza arácnida que se expande por todos los rincones formando una red que a pesar de ocupar diferentes lugares, ha nacido en un mismo nido y tienen las mismas características y por sus cuerpos recorre la misma la misma sangre, que siempre manchará igual al propio y al extraño.

La telaraña desplegada por lo largo y ancho de este territorio contaba ya con diversas arañas que iban evolucionando según la influencia del clima y entorno con que se iban encontrando.

Esta especie al ser tan única iba recibiendo la influencia de otras mas o menos desarrolladas las cuales iba atrapando y de las cuales se iba alimentado formando así nuevas especies, las cuales invadía con su veneno generando nuevas creaciones pero con la esencia propia infundada desde su naturaleza. De ahí nacen razas, etnias y culturas cada una con sus características pero sin perder su identidad original.

La invasión de nuevas especies provenientes de lugares distantes que parecen ser superiores, tratan de usar artimañas diferentes a las habidas dentro del contorno, que aunque tratan de aplastar lo ya existente, termina siendo atrapada por la madeja primitiva, mezclando ambas especies dando resultado a un conjunto único con características y textura inigualable.


Las especies continúan su proceso de desarrollo formando nuevos paradigmas los cuales reflejan la naturaleza propia enmarcando contextos que se desarrollan en torno a su origen.

La diversidad de las culturas resultantes de las mezclas, no deja de ser un simple proyecto en mejora de la construcción de sociedad que seguirá recibiendo influencias, haciendo divagar y siempre involucrándola en reflejos vagos y equivocados, y a este problema solo encontrará la respuesta volviendo nuevamente a la cuna donde fue hecha y donde recibió sus bases las cuales se fueron debilitando por ir recibiendo una mezcla ya empobrecida producto de culturas amañadas en la falta de identidad, desintegrando sociedades e infundiéndole el envejecimiento prematuro desequilibrando la armonía propia de nuestra diversidad tan múltiple pero tan única la cual no es un problema sino baluarte elaborado con orgullo y pujanza.

Concluyo haciendo un reconocimiento a nuestra cultura que aun siendo tan diversa no pierde ni perderá jamás la identidad aunque reciba aires de otros mares.

Y haciendo un llamado a no dejar romper la madeja construida que es la que trae la semilla de nuestra integración cultural.
Julián Felipe García Rojas
Administración II

1 comentario:

Anastácio Soberbo dijo...

Hola, me encanta el blog.
Lo siento no escribir más, pero mi español es malo escrito.
Un abrazo de Portugal